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José Saramago no se encuentra más en este mundo de los vivos, pero su obra perdura más allá de la muerte, pues se encuentra en lo más profundo de nuestros corazones
José Saramago, el quijote izquierdista de Portugal, escribió hace mucho tiempo, tres décadas para ser exactos, una de las obras decisivas en la narrativa del escritor luso: Levantado del suelo, con esta novela obtuvo el premio de la ciudad de Lisboa (1980) y con ella nació su manera peculiar de contar sus historias. Hombre de la triste figura, quien llevó en sus espaldas la solicitud expresa de levantar la bandera reivindicativa de la justicia social, la voz apagada de los sin voz y la memoria de las masas mediante las palabras y los personajes.
En efecto, Levantado del suelo narra la historia de tres generaciones de una familia de campesinos portugueses, abarcando los gobiernos más autoritarios que ha tenido el país luso durante el siglo XX y que concluyeron en la década del 70 con la llamada Revolución de los Claveles. Decir que la mirada del narrador se centró en la miseria, sacrificios e injusticias que sufren los campesinos es poco. Añadir que la familia Maltiempo en su condición de casi esclavos de los latifundistas de Alentejo, región agrícola al sur de Portugal, ya es mucho, tanto que las minucias de su andar por estas tierras hacen de Domingo Maltiempo un ocioso, alcohólico y suicida. Con este personaje se inicia la saga que abarca a sus hijos, nietos y bisnietos, hasta llegar a la bella María Adelaida, quien finalmente sale a las calles a celebrar la caída de la larga dictadura.
El sabor del relato es exacto y se centra en la denuncia social, alternada con el lirismo de las descripciones del paisaje y las emociones de los personajes con el carácter épico del proceso de organización política de los campesinos. Las escenas cotidianas de la vida campestre son simples, hasta diríamos silvestres y comparten estas páginas con las luchas por la jornada de ocho horas, las violentas represalias policiales, las torturas a que son sometidos los sospechosos de organizar las protestas y la venganza de los dueños de la tierra.
Las más duras críticas del autor con frecuencia fueron dirigidas contra estos latifundistas, el estado y la Iglesia católica, esta última en su doble papel de cómplice y beneficiaria de la opresión. Cómo entender al padre Agamedes que no sólo predica en sus sermones la resignación y la obediencia a las autoridades, sino también llega incluso a participar en los interrogatorios policiales, presionando a los prisioneros para que delaten a sus compañeros. Los problemas ocasionados por estos cuestionamientos al rol histórico de la Iglesia terminarían llevando al autor, después de la publicación de El evangelio según Jesucristo (1991), a abandonar su país y vivir en España. La pregunta entonces surge aquí, Por qué será que el arte de escribir es una mentira que dice siempre la verdad.
José Saramago mencionó en una ocasión que Levantado del suelo fue “un libro simple: gentes, conflictos, algunos amores, muchos sacrificios, victorias y desastres”
Todas estas denuncias se hacen sin caer en el panfleto ni el esquematismo didáctico. Para conocer bien el mundo que describe, el autor contó con el modelo de sus propios abuelos, Jerónimo y Josefa, y convivió durante varios meses con los campesinos de la Unión Cooperativa de Producción Buena esperanza. De ahí la calidad humana de sus personajes y la empatía con el paisaje, los animales y plantas del medio ambiente. Y también el realismo con que se describen sensaciones como el hambre, el frío, la soledad y el desamparo.
Saramago descubrió en este libro al peculiar narrador omnisciente que el autor utilizó en todas sus obras posteriores, un narrador que se caracterizó por su mirada lúdica e irónica y que se introdujo momentáneamente en algunos de los personajes. Sin duda el quijote de Portugal fue capaz de traernos el olor de la tierra, la agonía del campesino y la alegría del triunfo revolucionario. Pudo encontrar las palabras justas para describir el polvo de las tierras de Alentejo (sitio donde se desarrolló la trama). Su poesía en prosa, su prosa rutilante que envolvió al lector desde un principio hizo siempre creer y querer el trabajo de toda una vida dedicada a la literatura.
José Saramago mencionó en una ocasión que Levantado del suelo fue “un libro simple: gentes, conflictos, algunos amores, muchos sacrificios, victorias y desastres”. Con esos elementos, simples y universales, este soñador logró escribir una novela magnífica.