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Javier PazGarcía
Lateoría económica neoclásica demuestra que los mercados perfectamentecompetitivos hacen que los recursos sean usados de la manera más eficienteposible, por lo cual, cualquier intervención del Estado ocasiona una pérdida deeficiencia. Paradójicamente esto es utilizado por los entusiastas del estatismopara justificar la intervención estatal bajo el argumento de que pocos son losmercados perfectamente competitivos, y que en el resto, el Estado puedeintervenir para mejorar la eficiencia. Un ejemplo de esta línea de pensamientola podemos ver a menudo en los artículos de prensa de don Alberto Bonadona.
Quienessostienen esta línea de pensamiento se equivocan cuando afirman que existenpocos mercados perfectamente competitivos... lo cierto es que no existe un solomercado perfectamente competitivo en todo el mundo. El modelo de competenciaperfecta es una abstracción como lo es el punto o el plano en geometría y noexisten más allá de nuestras mentes. Si la competencia perfecta es elprerrequisito para que el Estado no intervenga en el mercado, entonceslógicamente debemos concluir que el Estado debe intervenir en todos losmercados.
Losentusiastas del Estado, aun cuando reconocen parcialmente la importancia de losmercados en el desarrollo económico, tienden a exagerar la necesidad del Estadofundamentalmente por dos razones:
Laprimera es una incoherencia teórica. Mientras que consideran (correctamente) alos actores privados como personas que buscan su propio interés, creen(incorrectamente) que los funcionarios públicos son ángeles desprovistos deintereses propios cuyo fin en su vida es buscar el "bien común". Los teóricosde la opción pública han puesto en evidencia este error, y han notado que dehecho, el Estado es el mayor creador de externalidades, monopolios, asimetrías, privilegios, y una serie de males que supuestamente el Estado va a subsanar.Por ello la existencia de externalidades en el mercado no justifica por símismo la intervención estatal, sino que la externalidad debe ser mayor que laque generaría la intervención del Estado.
Lasegunda incoherencia es de índole empírica. El Nobel en economía, PaulSamuelson explica en sus textos que un bien público es aquél que una vez hasido creado puede ser aprovechado por todos, sin que el dueño pueda cobrar porsus servicios, por tal motivo el sector privado no tiene incentivos a proveerloy debe ser provisto por el Estado. Samuelson da el ejemplo de los faros. Eltambién Nobel en economía, Ronald Coase, en un famoso ensayo titulado "El faroy la economía" puntualizó que en Inglaterra los faros privados eran comunesdurante buena parte de su historia. Coase criticaba la frecuente falta decoherencia entre las teorías de los economistas y la realidad. Las teoríasdeben ser herramientas para explicar la realidad y lo cierto es que lacorrelación entre mercados libres y desarrollo económico es irrefutable.Quienes defienden el intervencionismo estatal en la economía y pretenden serserios, deben explicar esta correlación.
Santa Cruz de laSierra, 01/12/11
http://javierpaz01.blogspot.com/