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La carretera es simbolo del progreso humano, sin embargo se debe buscar un equilibro entre la protección de la naturaleza y el desarrollo. El TIPNIS es un caso actual
Desde tiempos antiguos el ser humano ha sido capaz de superar obstáculos para asegurar su supervivencia a tal punto que tiene el dominio de todo lo que le rodea y las pruebas son palpables: gozamos de energía eléctrica continua, estamos al tanto de los nuevos farmacéuticos para curar enfermedades, la tecnología atraviesa fronteras de la comunicación e información, la infraestructura nos otorga un lugar para vivir, agua y alimentos para todos los gustos y los caminos nos conectan a los diversos lugares.
Es así que, cualquier camino, carretera, vía o como el estimado lector quiera denominar; es la prueba de que el ser humano puede llegar a donde guste lo más rápido y cómodo que sea posible. Esta idea no suena mal vista desde esa perspectiva. Pero, construir caminos a cualquier dirección no puede ser tomado tan a la ligera, el caso que comparto ahora y representa muchos otros casos debe ser considerado con cautela:
El Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Secure (TIPNIS) es un área protegida, se encuentra en Bolivia, y es una pequeña región de selva llena de misterios naturales. Cualquier aficionado a la naturaleza, la aventura extrema y el espíritu viajero está convocado a conocer la belleza extrema que posee el TIPNIS: majestuosos árboles, aves de todo tamaño y color, sonidos únicos de la naturaleza, animales diversos y ejemplares únicos que adornan los terrenos y habitantes naturales que viven en perfecta sincronización con lo que le rodea y son amables con los huéspedes. Si lo comparásemos con las historias bíblicas sin importar la creencia religiosa, se llega a la conclusión que es el Paraíso Perdido.
Bolivia se encuentra afrontando esta problemática desde el dualismo: construir o no construir una carretera que atraviese el TIPNIS
Todo funciona cual reloj exacto de Londres: el suelo de este territorio se ocupa de dar todos los nutrientes a las plantas existentes, y las plantas actuaran como alimento para herbívoros y éstos a su vez serán comida para animales superiores y así los habitantes utilizan lo necesario para vivir pacíficamente; es la típica cadena alimenticia de la naturaleza. Pero este hermoso lugar tiene un Talón de Aquiles, un punto débil. Si un día, se dispone a talar los árboles y disponer un área para una espectacular carretera, ocurrirá sin lugar a duda que la lluvia y condiciones climáticas lavaran los nutrientes del suelo, que por reflejo afectara a los arboles siguientes y por lógica irán cayéndose, perdiendo el alimento y refugio los otros seres mencionados anteriormente. Además como es sabido, una avenida principal trae consigo obviamente otras calles, y se tendrá el mismo efecto, un círculo vicioso: lavado de nutrientes, pérdida de vegetación y muerte de todos los seres vivientes que se aventuraran a buscar alimento y muchos perecerán atropellados, cazados, o vendidos por mercados ilegales de fauna silvestre. Luego, dicho paraíso se parecerá a los desiertos lúgubres y aterradores terrenos de Hades.
Bolivia se encuentra afrontando esta problemática desde el dualismo: construir o no construir una carretera que atraviese el TIPNIS. La gente habitante del lugar manifiesta su negación a la carretera, marchando, y por otro lado, otros piden la infraestructura inmediatamente. Sin embargo, con la explicación sencilla cada persona es libre de utilizar su razonamiento y reflexionar para tomar decisiones.