El gobierno de Honduras trasladó este miércoles a cinco reos peligrosos, implicados en crímenes de gran impacto social, a una nueva cárcel de máxima seguridad en el oeste del país, anunció el presidente Juan Orlando Hernández.

En rueda de prensa, el mandatario anunció el traslado a la cárcel de 'El Pozo' de dos de los cuatro expolicías condenados por el asesinato de Rafael Vargas, de 22 años, hijo de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos.

En el crimen perpetrado el 22 de octubre de 2011, en Tegucigalpa, también perdió la vida Carlos Pineda (24), un amigo que acompañaba a Vargas.

También fueron trasladados los implicados en el asesinato del asesor de seguridad Alfredo Landaverde, en diciembre de ese mismo año, y el autor de la muerte del abogado Eduardo Gauggel y de su hijo en abril de 2015.

Los implicados en "casos de alto impacto por crímenes sucedidos en el país van a pagar en la cárcel como se debe (...) de manera ejemplar", advirtió el mandatario.

La cárcel de 'El Pozo' fue inaugurada en septiembre pasado con los primeros reos, miembros de pandillas que, según el presidente, estaban ordenando asesinatos, extorsiones y otros delitos desde la prisiones.

La temida cárcel de 'El Pozo' fue construida para dar a los reos de máxima peligrosidad un castigo ejemplar, con celdas individuales, donde permanecen aislados con derecho a solo una hora de sol al día, lo que ha sido cuestionado por organismos de derechos humanos.

Honduras, uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de 60 homicidios por cada 10.000 habitantes, cuenta con una población penal de 17.000 personas en las 26 cárceles del país.